Yo quería empezar mi potente primer post (primer post luego del triunfante regreso tipo Rey León por mi parte :P) con algo así como las “1001 maravillas que puedes obtener usando Dropbox” o algo así.
¿Por qué? Porque Dropbox efectivamente es una maravilla, y no hace falta ir muy lejos, puedes leer en Lifehacker, o en tantos blogs hispanohablantes. Y también porque se adecúa a este fenómeno de tener todo en la “nube”.
Sin embargo, decidí empezar por otra cosa. Hay que tener en cuenta que en Latinoamérica las tecnologías no avanzan tan rápidamente como en otros países más desarrollados. Y entonces, muy bien, puedes gastar un montón de dinero en un plan costoso con alguna operadora y andas con tu smartphone felizmente, conectándote cuando quieras y en el momento que quieras. Perfecto.
O también puede ser que tengas un celular más tradicional, o inclusive un celular inteligente; pero a su vez, también haces uso del iPod Touch, de la netbook, de la notebook, del iPad si se quiere.
Y dependes del wi-fi.
Ah, pero todo bien, vas a ciertos lugares, en tu trabajo lo hay, en tu universidad, en tu colegio, en tu casa. Te desenvuelves en sitios donde está la bendita señal.
Pero si por vueltas del destino, vas a un recinto donde no hay wi-fi, la señal de tu operadora está malísima, y entonces ¡Oh, sorpresa!. Olvidaste marcar ese archivo como “favorito” en alguna aplicación del iPhone para que se guardara y pudieras leerlo offline. O se te olvidó sincronizar tus calendarios y resulta que cargas uno de tus tantos gadgets pero precisamente en el que no tienes tus tareas pendientes actualizadas y no conoces tu siguiente compromiso del día. ¿Qué hacer? ¿Ir corriendo al sitio donde diga “wi-fi” más cercano? ¿Ir a un cibercafé? ¿Caer en la desesperación?
Porque hay que estar claros, que si bien puede que seas la persona más organizada, te sepas todos los trucos y técnicas GTD y sincronices todo cada hora, en algún momento te tocará estar “offline” y sin arreglo aparente al problema por un buen tiempo.
Y ante este panorama salen los recalcitrantes a decir que por ello es más confiable hacer las cosas a la vieja usanza. Así pues, vienen las inevitables preguntas: ¿Podría decirse entonces que es más seguro andar armados del fiel lapicero y la tradicional agenda en papel? ¿O de seguir usando asiduamente las archiconocidas memorias USB?
Yo creo que depende. Depende del usuario, de sus gustos. Depende de sus actividades diarias. Depende de que tan abierto esté a las nuevas tecnologías y el dominio que tenga de éstas. Y por supuesto, el acceso a dichas tecnologías. Pero sobre todo, creo que depende de que la persona sea lo suficientemente objetiva y no caiga en una especie de fanatismo o mejor dicho, se vuelva presa de un pensamiento rígido, donde se vuelva extremista y es o muy del oscurantismo o demasiado 2.0. Porque nadie ha dicho nunca que debes elegir un bando y quedarte detrás de esa línea de forma inamovible.
Ahora bien, este es mi parecer. ¿Qué opinan ustedes? ¿Qué tan 2.0 o tan medievales son? ¿Creen que pueden existir ambas herramientas en sus vidas sin ningún problema?
Confiabilidad: ¿Analógico o Digital?